viernes, 8 de febrero de 2008

Gente seria, abstenerse !!

Tres diosas del teclado marcaron ya su huella. Nos falta la cuarta, tremenda en lingüística, nos traiga sus notas y de ahí en más quedaré achicharrada.
Me pegan con los griegos, las horas que paso durmiendo (no contabilizan las perdidas en los piquetes), amenazan con poesía olvidando a Sor Juana y la peor de todas, me ilusiona con el título "Primera vez" que como copete de diario sensacionalista me lo trago completito a la espera de historia erotizante y perversa.
Está escrito: Con esta gente no se puede competir.

Ante tal situación me veo obligada a dejarles un cuento, inspirado en historias de foros que tal vez no compartimos pero es común a cualquiera de los que alguna vez caminamos juntas.
Amigas queridas, lamento informarles que sigo enganchada con GH5.


Había una vez un pueblo de gente muy buena pero solitaria, tenían mucho amor para dar más nunca le habían enseñado cómo hacerlo. Sus vidas transcurrían entre el trabajo, la escuela, la casa y todas esas cosas que se hacen para sentir que se puede pertenecer a algún lado.

Un buen día llegó un circo llamado Gran Hermano, contaba con todas las atracciones necesarias, desde la leona hambrienta, pasando por la mona irritada, el payaso triste, el hombre fuerte pagado de su fiereza, un enano malintencionado, el domador que a la postre resultó domado, el acróbata bailarín destilando simpatía, una payasita buena onda, la bella trapecista que sin red demostraba a su enamorado cómo hacer para que no cayeran en una de sus piruetas. Por supuesto no faltaban los figurines de relleno quienes desesperaban y con artilugios intentaban ser protagonistas del evento.

Tal como suele suceder en estos casos la gente se fue dividiendo, unos admiraban la fiereza de la leona, otros se apiadaban del miserable hombre fuerte, el acróbata bailarín seguía desparramando felicidad, el pobre domador ante su fracaso fue despedido, la mona irritable se disfrazó de vengadora inteligente y apoyada por los figurines insatisfechos provocó el despido de la dulce y capaz trapecista. Su enamorado abandonó el trapecio, no había reemplazante para tal figura. Para no caer en la inercia de sus colegas se hizo poeta y luego consejero, dueño de una paz que pocos conocían supo abrir corazones, cerrar historias de duelos, fortalecer la esperanza y luchar por sus sueños.

El pueblo entero se volcó a ver el circo, día tras día presenciaban actos nuevos cada vez más arriesgados, a veces más violentos.
Función tras función la gente se fue enardeciendo, ciegos por la ira o el despecho, abotagados por un fanatismo insano y la necesidad de gritar su infelicidad por ese amor que ni recibían ni sabían dar, se reunían en la plaza central con la única intención de armar trifulcas y desórdenes, zaherir e insultar, agredir y menoscabar a aquellos que consideraban enemigos.

Ante tal situación la Alcaldesa y su mano derecha porsiempreworld dijeron basta. Tenían muy claro que los seres humanos tienen un límite de tolerancia, que la bondad y el amor son algo maravilloso pero cuando el ruido y la maledicencia gritan tan alto, la única solución es hablar bajo y quedo, dirigirse a otra plaza donde todavía las flores destilen su aroma, los pájaros puedan cantar, los árboles protejan del chubasco y la gente pueda sentarse en los bancos para charlar en paz.

El circo cerró, partió hacia otro lugar.
La plaza Central quedó vacía, cuando algún caminante atraviesa sus ruinas rememora las batallas y le queda un sabor agridulce. Pasa y no vuelve más.
La otra plaza en cambio, mantiene su belleza, la trapecista y su enamorado estan pendientes de ella, las flores siguen creciendo, la solidaridad se demostró andando, su gente sigue la charla serena, encontró ese amor que no sabía cómo expresar y recibió una buena parte del que necesitaba.

Continuará ??

1 comentario:

Maria dijo...

Si, por favor...
que continúe
me encanta