viernes, 16 de septiembre de 2011

Un angel se despidió.



Esa calurosa tarde de verano en que tenía la cabeza en blanco viendo jugar a un nieto, de pronto me sobresaltó el sonido de un llamador de ángeles que tengo adentro de casa y por lo tanto, ninguna brisa de viento ni aire acondicionado que no funcionaba en ese momento movió el llamador...
Lo miré y en la suavidad del movimiento apenas perceptible, supe...

Alguien se venía a despedir de mí para volar al cielo.

Mi corazón se estrujó de pena y solo atiné a abrazar a mi nieto. Comprendí que era la voluntad divina y que nada podríamos hacer.

Le dije "Adios" en silencio. "Hasta pronto, gracias por haber venido a despedirte" y un pedacito de mi corazón se fue con ese ángel al que conoceré un día.

Tomé la manito de mi nieto y salimos a enfrentar lo que seguía...

Nunca olvidaré esa tarde de verano y el llamador de ángeles no ha vuelto a moverse solo.

No hay comentarios: