miércoles, 31 de diciembre de 2008

Fuego sagrado, eliminado

En la medida que los años pasan, el cuerpo se corrompe. ¡Vaya noticia!
Una articulación endurece, el oído falla, la visión disminuye, la voz es más grave, la fuerza decae, el paso es más lento, nada es improvisado, buenas y malas noticias provocan un vuelco anímico, el corazón acelera, la hipertensión intimida, la sensación de soledad es más profunda, el temor vence al más valiente pero, seguimos andando la vida.
Los huecos dejados por las pérdidas quedan disimulados detrás de las bienvenidas, nuestro cerebro regula las emociones, esconde las tristezas, agranda las alegrías, la memoria reciente parece ocupar nuestro pensamiento, la esperanza comienza a ser una palabra, la enfermedad una agonía pero, seguimos andando la vida.

Alguien pronunció el nombre maldito: Al Zheimer. Todo da vueltas, queda patas arriba.
El fuego sagrado esta en peligro, la lluvia de los años lo vulnera, poco a poco la voluntad pierde su rumbo, la memoria retrotrae a un pasado más que lejano, la mirada queda clavada en una hoja del diario que no será leída, las escaras lastiman pero no duelen, el caminar es escaso y a la vez tarea de coloso, impotencia y violencia van de la mano, pasado y presente unidos, confunden. Futuro: Palabra desconocida.

Llegó la noche sin luna, el silencio de quien ya no comprende, el desgarro ante una ráfaga de lucidez, la confusa soledad del que ya no sabe quién lo acompaña.

El fuego sagrado se apagó, dejamos de andar la vida.